Una computadora sin internet ya no es una computadora


En realidad el enunciado que da título a este post no puede aplicarse todavía en el Uruguay ni en la mayoría de países de América Latina. Desafortunadamente por estos lares ni la computadora sola ha llegado a ser un implemento común en todos los hogares, peor aún hablar de internet, y la banda ancha en casa todavía es una utopía para un simple mortal.

Pero aquellos de esa minoría que contamos con la suerte de tener una conexión de banda ancha permanente a nuestra disposición creo que ya nos hemos percatado de lo que en otros países es una realidad más expandida, ya estamos conscientes de que una computadora sin internet prácticamente no sirve.

Muy bien, no lo tomemos tan literal. No quiero decir que en esos casos la computadora sola no preste ningún beneficio, es obvio que no es así. Es claro que alguien que tenga una computadora en su casa y no tenga internet le podrá dar un buen y extenso uso a su máquina, pero alguien que ya esté habituado a encender su computadora e inmediatamente tener acceso a internet, difícilmente podrá sentarse frente a una computadora que se encuentre aislada, sin conexión hacia la red de redes.

En mi caso personal, si tengo que escoger entre sentarme frente a una computadora sin internet o sentarme frente a la televisión, definitivamente elegiré esta última opción.

Por supuesto que hay trabajos y actividades que se realizan totalmente con computadoras y en los cuales se puede prescindir de una conexión a internet, por ejemplo para edición de video, edición de audio, para personas dedicadas a la animación 3D, juegos de video single player, etc son actividades en las que uno puede sumergirse y permanecer frente al aparato por largo rato sin llegar a extrañar la conexión a internet.

Pero para la gran mayoría de actividades laborales o de entretenimiento que involucren una computadora, la conexión a internet es (debería ser) obligatoria. Yo no puedo imaginar mi permanencia frente a la computadora sin mi cuenta de correo siempre abierta, sin comunicación MsN, sin manuales y tutoriales on line, sin diccionarios on line, sin la traducción de la Google Toolbar, ¡sin acceso a Google!

En este punto me sumo a lo mencionado por Enrique Dans y Nicholas Negroponte y tengo que decir: yo tampoco puedo estar sin internet.

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