Imaginen un padre ideal; compañero, guía, protector, siempre atento y alerta a todo lo que rodee a su más amado niño. Un padre hiper presente que se desvive por el progreso y avance de su creciente cocreación. Ese padre fui yo, pude ser yo con Amadeo. Lastimosamente esa hermosísima, apegada y fructífera relación que era por muchas personas avalada, respetada y observada, fue destruida, coartada por una madre envidiosa y egoísta, que se dejó llevar por los diablos y demonios de su propia familia. Tras alertarme de la escalada de violencia hacia mi y Amadeo, y de dar suficientes oportunidades de cambio, decidí separarme en Setiembre 2019. Recibimos amenazas de denuncias injustificadas e irreales, que no tienen ningún sustento más que en sus enfermas y perversas mentes. Recibí una denuncia que ya lleva 4 años en proceso, en un proceso desesperante, dónde la justicia es tan frágil y tan pobre de recursos que no logra separar las "manzanas verdes de las podridas". Me siento fur
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Horacio Miguel