Internet



Extraido de Revista Freeway
Por Gustavo Escanlar

:// Son las seis y media de la mañana. Ya va a ser de día. No puedo parar. Contesto mails. Intercambio canciones en e-mule. Archivo cuentos que todavía no están en castellano. Leo diarios de Londres, de Nueva York, de Madrid, de Paris, de Buenos Aires, de San Pablo. Miro fotos de mujeres desnudas. Bajo videos porno. Veo a qué concurso puedo presentarme. Curioseo en las salas de los que buscan sexo. Me meto en chats. Me caliento cada vez que los bloggers me putean sin conocerme. Busco la discografía de algún grupo francés. Reviso cuántos Escanlar hay en Google.

:// Alguien que me ayude, por favor. No puedo parar. Soy adicto. Internet es una droga dura. Navegando aprendo, creo, me expreso, me comunico, me enojo, descubro mundos nuevos, consumo libros, películas, canciones, confesiones. Descubro amigos que, como son virtuales, no me reprochan nada, no me van a cagar. Con Internet me informo, me deprimo, vivo en mundos ficticios, miento sin consecuencias, juego, me excito, acabo, establezco relaciones que no exigen compromisos, vivo en lugares que ni siguiera existen. Con Internet me pongo al día con lo que se está haciendo ya, ahora mismo, en lugares remotos. Con Internet descubro tipos en mi misma sintonía, más cercanos que el vecino del sexto piso de mi mismo edificio aunque vivan en países que nunca conocí ni voy a conocer (*).

:// En 1998, unos meses antes de ser Nobel, el fundamentalista Saramago dio una charla en el LATU, rodeado de libros y de grupies. Dijo, entre otros conceptos al mismo tiempo progres y reaccionarios, que las computadoras jamás podrían sustituir al libro de papel. Dijo que nadie iba a emocionarse, a llorar, a conmoverse, mirando un monitor. En aquel momento pensé que el comunista aburguesado tenía razón. Pero al poco tiempo me descubrí llorando, emocionado, frente a mi vieja máquina. Me descubrí apasionadamente ansioso esperando un e-mail. Me descubrí erotizado en una charla con un/a desconocido/a con quien nunca volví a hablar. Me descubrí excitado ante un video de dos chicas mordiéndose las bocas. Saramago no podía imaginarlo. Yo tampoco. Pero Internet logró, rápidamente, introducirse tanto en la razón como en las emociones.

:// La idea de una red entre computadoras es de principios de los años 60. En aquel tiempo, las contolaban los militares yanquis. Cuando se abrió, en el comienzo fue solo para universidades. En los 90 se convirtió en un espacio global y democrático: cualquiera puede cantar, cualquira puede bloguar, todo tiene el mismo valor. En tres o cuatro años, lo que pertenecía a la ciencia ficción se convirtió en parte de la vida cotidiana. Ya no podemos vivir sin el e-mail. Y nuestro humor se altera si nos quedamos sin ADSL.

:// En 1994 se registró el dominio uy para las conexiones uruguayas. Empezamos a usarla masivamente en 1996. Pasaron diez años, nada más. Parece que siempre hubiera estado. No nos acordamos cómo haciamos antes para recopilar información, para conseguir datos. Al principio era, sobre todo, una herramienta de trabajo, un sitio de consulta, un montón de enciclopedias y documentos desordenados.

:// Ya no compramos discos. Los bajamos. También bajamos las películas que más nos gustan (**). Y los celulares y los ipod sustituyen a la computadora. Está todo ahí. Es la auténtica globalización: escuchás lo que querés, encontrás lo inesperado, descubrís lo insospechado. Y lo programás vos, solo, según, tus gustos y tus preferencias y tus obsesiones. Nadie te reprime. Nadie te censura.

:// Nada es perfecto: los problemas de la red es que la información es demasiada, te satura. Corrés peligro de convertirte en un autista. Te pueden estafar. Pueden inventar cualquier tipo de rumor o de mentira sobre vos y encontrar quien se lo crea. Pueden violar tu intimidad. Los neuróticos y los psicóticos y los perversos no tienen quien los controle.
Pero a la hora del balance, no hay dudas: cuanto más acceso a la información tenemos, más libres somos. Internet nos hace mejores, más libres, más capaces. Por algo los gobiernos autoritarios la quieren controlar. Por algo los fundamentalistas la ven con malos ojos.

(*) Mientras escribo esta columna me entero de que en la zona de guerra en Medio Oriente los bloggers de ambos frentes del conflicto se comunican, se saludan y se abrazan gracias a sus computadoras. Nada más que decir: la tecnología nos ayuda a ser mejores.
(**) No me demanden por esta confesión-afirmación. No se puede hacer nada contra los adelantos tecnológicos y contra la "piratería". Solamente resignarse, apelar a la creatividad, ofrecer mejores productos a precios más baratos.

Comentarios

un grande el gordo, terrible material este digno de ser levantado!

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